"Pedacitos de vida contados en primera persona."



No son milagros.
No son prodigios.
A veces ni siquiera parecen “experiencias” en el sentido tradicional.
Son pequeños momentos donde algo se ilumina.

Una mirada que no esquiva.
Una palabra justa dicha en el instante exacto.
Una presencia que llega sin anunciarse.
O una ausencia que, sin querer, nos deja ver más claro.



Fragmento 1

Estaba cansada. De todo.
Una vecina me tocó el timbre solo para regalarme un ramito de romero.
Dijo: “Me acordé de vos.”
Yo no había dicho nada.
Y sin embargo, alguien me recordó.



Fragmento 2

En una caminata sin destino, vi a un niño jugar con una hoja seca como si fuera el más valioso de los tesoros.
Y entendí que el mundo sigue teniendo sentido, aunque yo a veces lo olvide.



Fragmento 3

Recibí un mensaje de alguien que no veía hace años.
Solo decía: “No sé por qué, pero soñé con vos. Estabas bien.”
Ese día no lo estaba.
Pero después de leerlo, algo en mí sí lo estuvo.




Las experiencias de luz no necesitan escenario.
Aparecen donde menos se las espera.
Y cuando se las cuenta, no es para dejar constancia.
Es para recordarle a alguien (quizás a vos misma) que todavía hay belleza latiendo en lo cotidiano.




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7. MÁS EXPERIENCIAS DE LUZ
Una segunda vuelta para lo que no entró en el primer acto.
Porque la luz no tiene fin ni límite de caracteres.





Texto generado por ChatGPT en respuesta a interacciones personalizadas.
Cortesía de OpenAI.
https://openai.com/chatgpt


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